Divagué días con mi pesar. Navegué en el proceso y leyendo a Ron Lorent, entre tantos otros fragmentos, me apropié de su sentido.
Dos profanos en plena libertad.
Borraste la tristeza de mi rostro y me dejaste encendida.
Me abrazaste y calmaste mi ansiedad. Nuestra locura encajó.
“ Todo va a estar bien “ me decías mientras mis lágrimas mojaban tu regazo. Llorá tranquila, descargate.
Me di cuenta lo especial que eras para mi cuando sentí el escalofrío, no precisamente de la piel, si no de mi alma.
Lo más difícil de entregarlo todo es que nunca sabemos quien nos va a joder no solo la carne sino la cabeza. Uno nunca sabe quien es un momento efímero y quien será historia.
Deseé que lo fuéramos.
Pero los locos juegan, y nosotros supimos jugar.
Es una pena que no funcionara, una pena ser quien le jode la cabeza al otro. Somos los únicos culpables de esta tragedia en la que nos hemos convertido ,un par de locos consumidos por el fuego y el placer.
Y quien dice que no nos consumirá ciento ochenta días más.
Aún tu energía está conectada con la mía.
Aún te pienso, aún te sueño.
A pesar de todo sigo,
susurro olvidos.
Quien le quita el placer y el sentir a esta loca a quien jodiste la cabeza.
Me dejaste sin tu amor, con promesas vacías, una ilusión apagada. Frágil como el vuelo de una mariposa fuerte como el viento de un huracán.
Cada experiencia te abre a un magnetismo misterioso, curioso e inevitable a la vez. Porque resistirse a la magia que sucede cuando me abro a experimentar? Me expando a conciencia.
Sentir es estar viva, registrar es elegirme y aceptar el pulso. No forzar. Gracias a cada experiencia puedo descubrir y encontrarme.
Cuando algo me libera, cuando suelto el control, aparece el amor. Aparece la verdadera confianza en uno, aparece la apertura. Nos guía el instinto. Abrirse a la información que circula, entregarse. Hacer contacto con lo que uno siente. Nada queda afuera nunca, todo está implicado.
Comentarios
Publicar un comentario