Divagué días con mi pesar. Navegué en el proceso y leyendo a Ron Lorent, entre tantos otros fragmentos, me apropié de su sentido. Dos profanos en plena libertad. Borraste la tristeza de mi rostro y me dejaste encendida. Me abrazaste y calmaste mi ansiedad. Nuestra locura encajó. “ Todo va a estar bien “ me decías mientras mis lágrimas mojaban tu regazo. Llorá tranquila, descargate. Me di cuenta lo especial que eras para mi cuando sentí el escalofrío, no precisamente de la piel, si no de mi alma. Lo más difícil de entregarlo todo es que nunca sabemos quien nos va a joder no solo la carne sino la cabeza. Uno nunca sabe quien es un momento efímero y quien será historia. Deseé que lo fuéramos. Pero los locos juegan, y nosotros supimos jugar. Es una pena que no funcionara, una pena ser quien le jode la cabeza al otro. Somos los únicos culpables de esta tragedia en la que nos hemos convertido ,un par de locos consumidos por el fuego y el placer. Y quien dice que no nos consumirá ciento
Bitácora de mí sentir