Ríndite
al proceso.
Vivílo, abrázalo, sentílo.
La única manera de superar todo esto es atravesándolo.
no lo evadas.
Pues si. Porqué no.
Bastante con sujetar todo esto que te sucede porque te sometes al delirio colectivo del
hay que ser fuerte. Es saludable entregarse al vaivén emocional, sin ejercer fuerza opuesta a la misma.
Hay veces que debemos tener quietud sobre este columpio de caos.
Tienes que saber todas las reglas del juego, algunas veces ganas, otras pierdes, y otras tantas más te rindes, pues, que ironía la de ganar rindiéndose también.
No te resistas, no tengas miedo de procesar ni de enfrentar.
Ríndete un ratito, o mucho, siempre y cuando esto no ocupe toda una vida.
Ríndete, un instante, para volver a las riendas.
Vencé los vértigos.
La propia física te devolverá al lugar al que te precipitas en volver.
No evadas
No te critiques
no te enfrentes
no te abondones.
No te critiques
no te enfrentes
no te abondones.
Aceptá, procesá, largá, modificá y volvé al camino.
Rindeté al proceso.
Atravesalo y disfrutalo.
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